NEGOCIOS                                                       EL PAÍS, domingo, 4 DE ENERO DE 2015

Galicia, se debe precisamente a ese detalle de costes. Berra cree,que muchos de los proyectos que están surgiendo son iniciativas inmobiliarias puras y duras, puestas en marcha por gente no especializada."Muchas constructoras,tras la crisis inmobiliaria y viendo que cada vez hay más personas mayores, han aguzado el ingenio para vender determinadas urbanizaciones, pero ni esos edificios han sido diseñados para esto,ni cuentan con el conocimiento para gestionarlos".

De momento, en España el sector crece pero es minoritario. Angelina Fasceto, directora de Adorea,reconoce que "el segmento sigue estando en fase de desarrollo".Uno de los frenos es el precio,que es elevado para estos tiempos de crisis. Pero hay más razones,entre ellas la expansión de los centros de día, abundantes en los barrios(y gestionados también por estas empresas), y unas innovaciones tecnológicas que permiten alos mayores seguir en sus casas con un alto nivel de seguridad."Todo lo que tiene que ver con la asistencia domiciliaria, los centros de día o la teleasistencia", reconoce Berra de Unamuno, "reduce la presión para dejar el hogar habitual". Fasceto, de SARquavitae, resta importancia a esos factores y señala que "además de la asistencia sanitaria, los usuarios de estos centros buscan un cierto nivel de socialización y servicios hoteleros y de ocio". "Otra razón",dice Berra de Unamuno, "es que ahora tenemos los viejos más'nuevos' de la historia", unos mayor esa los que no les gusta considerarse viejos y estar rodeados de gente de edad avanzada.

Pese a todo, las empresas muestran interés en apostar por el negocio. "Proyectos grandes no los vemos, pero centros de 15 o 20 apartamentos al lado de una residencia,sí. Estamos convencidos de que, una vez que pase la crisis,este mercado remontará", dicen en Casen •


domingo, 7 DE DICIEMBRE DE 2014

NEGOCIOS                               EL PAÍS, DOMINGO 30 DE NOVIEMBRE DE 2014

 

»Coyuntura nacional.

 

El desafío de una sociedad envejecida

 

España afronta el reto de impulsar la natalidad, asegurar un sistema con pensiones dignas, y de aprovechar el empuje y la experiencia laboral de las personas mayores.

En 1976 nacieron en España 676.718 niños, a un ritmo de 18,7 hijos cada mil mujeres. Era el baby boom en su pleno apogeo.

Apenas 20 años más tarde, en 1995, los nacimientos se hundieron hasta los 363.467 y la tasa de hijos por cada mil mujeres había caído a la mitad, concretamente a 9,2. Posteriormente ha mejorado algo, pero no mucho.

Y mientras esto sucede, la gente cada vez vive más. Cuando los niños de 1976 lleguen a su edad legal de jubilación, 67 años, todavía tendrán la esperanza de vivir unos 23 más de media. Bastante más que los quienes se retiraban cuando ellos nacieron: ese año, esa misma  esperanza al dejar el mercado laboral no llegaba a 18 años para las mujeres ni a los 15 para los hombres, y eso que entonces la edad oficial de jubilación era de 65 años.

Todos estos números, procedentes en su mayoría del Instituto Nacional de  Estadística, concluyen en dos datos muy  contundentes que ilustran el envejecimiento en España: ahora por cada 100 personas en edad de trabajar hay 27,6 mayores de 64 años; en 2050,  habrá casi 73.

"El   problema    del   envejecimiento  es   comú   a   todas   las   sociedades

 avanzadas", explica Ángel de la Fuente, director de la Fundación de  Estudios de Economía Aplicada (Fedea), y uno de los participantes en el foro organizado por EL PAÍS netos y oportunidades en la economía del envejecimiento, patrocinado por el Banco Sabadell. "En España, este" problema es todavía más grave. En pocos años, la natalidad se desploma y a la vez la esperanza de vida va en aumento.

La pirámide demográfica, ahora, en España, no es una pirámide; es un rombo. Esto implica 20 ó 30 años de transición con unas implicaciones económicas que son desagradables", dice De la Fuente en la apertura del debate.

El investigador, que participó en el foro junto a representantes del sector privado y un alto cargo del Ministerio de Empleo, continúa su exposición: "Todo esto obliga a decisiones políticas muy poco agradables, como el alza de la edad de jubilación, que tendrá que hacerse más".

 

Para la directora de Bancaseguros de Banco Sabadell, Silvia Ávila, la situación de envejecimiento o, mejor, sus consecuencias son desconocidas en la sociedad.


En 1976, .nacieron casi 700.000 niños; 20 años después, menos de 365.000

---------------------------

De la Fuente: "El problema es común en Occidente, pero más en España"


 Hombre y jubilado:  el  pensionista  más habitual

El retrato robot más habitual del  pensionista es el de un varón jubilado. Este es el colectivo más numeroso de los 9.257.018 pensionistas que hay en España. En total, los jubilados suman 3.552.460 hombres. Hay muchas menos mujeres que perciben este tipo de prestación, la de jubilación, que hombres. Lo hacen 2.049.008, según la memoria económica que acompaña al decreto de revalorización de pensiones para 2015, que establece que aumentarán un 0,25%, como ya hicieran este mismo año.

El mayor número de hombres percibiendo prestaciones de jubilación 

se debe a las diferencias entre la vida laboral de unos y de otras. Al tener carreras de cotización más largas y con bases más altas los hombres que las mujeres, estos tienen más y mejores pensiones. Lo mismo sucede en las prestaciones de invalidez y por el mismo motivo.

Las tornas se invierten cuando se habla de pensiones de viudedad. En este caso las mujeres son mayoría, y de forma abrumadora. La Seguridad Social protege a 2.182.376 mujeres por 172.336 hombres.

Este dato es el que provoca que en el conjunto del sistema haya más mujeres pensionistas 

que hombres. Ellas son

 4,7 millones; ellos, 4,5. Esta composición del cuadro de beneficiarios de pensiones se traduce en prestaciones más altas para los hombres. Las prestaciones de jubilación y de incapacidad permanente son las mayores, frente a las de viudedad o favor de familiares, bastante más bajas. Así, la diferencia entre las pensiones que perciben los hombres y las mujeres es bastante grande: 1.083 euros al mes por 671 euros (datos de agosto), respectivamente, según la memoria financiera que acompaña a los presupuestos de la Seguridad Social para el año que viene.  


"No hay conciencia de la situación", señala. A la hora de enfrentar el problema del envejecimiento, Ávila señala cuatro retos para la sociedad española: el ahorro para la jubilación, la salud asociada al fenómeno, el entorno laboral y el consumo de un colectivo creciente (en 2014 los mayores de 65 años suman casi 8,5 millones y en 2050 está previsto que sean 16,5 millones).

Especialmente sobre el primer punto, el del ahorro, es sobre el que Ávila no ve conciencia en la Sociedad. Ella cree que en esto "las entidades están cambiando" y cree que 16 que tienen que hacer es poner en el mercado productos que permitan esto.

Ricardo González, director comercial de Mutuactivos, del grupo Mutua Madrileña, veía en la reforma fiscal una oportunidad que "se ha quedado  corta".  Los cambios  tributa-

rios que están en sus últimos trámites parlamentarios reducen el mínimo exento de 10.000 euros anuales y 12,500 para los mayores de 50 años (algo por lo que la Agencia Tributaria dejó de ingresar 5.285 millones en 2012) a 8.000 euros al año para todos.

Más allá de los cambios fiscales, González apunta a la natalidad. "Faltan políticas que apuesten por la conciliación y políticas públicas que impulsen la natalidad".

En su opinión, la falta de nacimientos está en la base del problema. "Las reformas están yendo todas en la línea de reducir las pensiones públicas, sobre todo por el impacto de la natalidad", señala, por lo que recomienda la complementariedad de planes de ahorro privados.

En este punto, el socio director del  sector de  seguros  y  pensiones KPMG España, Antonio  Lechuga,  que  el  aho-


rro anual en España en este momento es escaso, entre 1.800 y 2.000 euros por persona, y que debería ser mayor.

Responde De la Fuente que el problema en España no es que no se ahorre, sino cómo se hace.

Antes, pide que "no se dramatice" sobre el futuro de las pensiones públicas. "Tendrán que bajar, sí", vaticina, "pero no lo harán en términos absolutos, si- 

no relativos. Bajarán respecto al último sueldo percibido. El sistema público es sostenible y tendremos pensiones dignas". "No se trata tanto de ahorrar más, sino de ahorrar mejor", apostilla, señalando la gran cantidad de dinero que se destina en España para la adquisición de una vivienda.

"El 80% del ahorro español está en vivienda", precisa. Lechuga, de KPMG..


Sin negar la necesidad del ahorro, el subdirector de políticas activas de empleo del Servicio Público de Empleo Estatal, Jesús Barroso, apunta las dificultades que hay en la coyuntura actual para ahorrar: "Difícilmente podremos pedir ahorro si no hay estabilidad en el empleo y los sueldos bajan. Todo esto hay que enfocarlo desde un punto de vista global".


Admite esos problemas, Ávila, de Sabadell, quien, no obstante, señala que no debe perderse de vista el ahorro. "Entiendo las dificultades, pero tal vez hay que dejar de tener un iPhone para poder ahorrar".

Algo similar viene a defender González, de Mutua Madrileña. Él apunta que alguno de los problemas señalados es coyuntural -concretamente, el desempleo-.       Por el contrario, el envejecimiento de la sociedad es algo "estructural".     Por eso, apunta que "la planificación financiera es fundamental para el ahorro". "Ahorrar no-es apartar lo que te sobre, es vivir un poco peor hoy para  vivir  mejor  mañana", continúa "No 

obstante, admite que en el sector financiero sé ha puesto mucha atención a lo comercial y poco al asesoramiento financiero".

El director comercial de Mutuactivos también reclama a la Administración transparencia' para que se conozca a cuánto ascenderán- las pensiones públicas en el futuro para que los futuros jubilados puedan decidir con más información. Defiende que La industria ha hecho su trabajo, pero no dice lo mismo del sector público: "Falta un impulso de transparencia". Esta frase es una referencia a la carta informativa que la Seguridad Social tiene que remitir a los cotizantes en el que detallará a cuánto ascenderá su pensión futura en caso de que cuando llegue el momento de la jubilación ni la situación personal ni la norma hayan cambiado.

     

   El compromiso del Ejecutivo era enviar esa carta ya este año a los mayores de 50 años y poco a poco al resto de cotizantes. Todavía no ha llegado. "Probablemente no se ha enviado  todavía  por  motivos electorales,


En 2050, habrá 73 mayores de 65 por cada 100 personas en edad de trabajar

     

"La empresa tiene el reto de gestionar la edad de las plantillas", dice Abad

pero hay que hacerlo. Poco importa si es este año o el que viene, pero hay que hacerlo", señala De la Fuente.


     El otro asunto que señala González para afrontar el envejecimiento es la situación laboral de los mayores de 45 años, un colectivo para el que es muy difícil volver a encontrar un empleo cuando lo pierden. Ahí se centra el discurso del subdirector general de Políticas Activas de Empleo del Servicio Público de Empleo Estatal, Jesús Barroso. "Hasta ahora en el marco europeo se  ha hablado  del paro


juvenil y de los jóvenes. Ahora la mayor preocupación serán los mayores de 45 años. Que las personas estén activas cuanto más tiempo mejor. Este es un reto muy importante que también implica un cambio en la mentalidad de la clase empresarial.No hay que facilitar la salida", reclama Barroso, en alusión a las prejubilaciones.


A la hora de hablar de sus deberes, los de la Administración pública, Barroso habla de cambiar la orientación de las políticas seguidas hasta ahora. Si lo normal eran las bonificaciones, él ahora apunta ahora a la formación continua durante toda la vida laboral para que el empleado pueda adaptarse con mayor facilidad a los cambios y reciclarse si llega el caso de perder su puesto de trabajo.


Barroso señala que ahora el Ministerio de Empleo trabaja en un plan de protección que no es solo eso, sino también un "mecanismo de política activa". Se refiere a la nueva prestación para desempleados de larga duración que están negociando el Gobierno de los agentes sociales y que todavía no acaba de ver la luz, pese a que el compromiso inicial era que estuviera lista al acabar el pasado mes de octubre.


Por su parte, Francisco Abad, socio director de aBesí innovación Social, que propone no afrontar solo el reto del envejecimientos solo restringiendo el debate a lo financiero. Para él, los números del envejecimiento, implican un "cambio cultural clarísimo".


Su discurso se centra no solo en las pensiones o el ahorro, también llega al consumo. "Para las empresas, el primer reto es la edad. Tendrán que ofrecer productos más baratos. ¿Cómo vivimos mejor si las pensiones son menores? A menores precios.También hay que abordar las redes sociales desde la cercanía".

En el aspecto laboral, Abad señala que las compañías deben afrontar "la gestión de la edad de las plantillas". También señala el directivo del grupo Mutua Madrileña que la En el marco europeo, hasta ahora se ha hablado del paro juvenil y de los jóvenes. La mayor preocupación ahora es los mayores de 45 años. Que las personas están activas cuanto más tiempo mejor.

DOMINGO, 16 DE NOVIEMBRE DE 2014

El despilfarro de la experiencia EL PAÍS

España envejece sin aprovechar la oportunidad que ofrece el vuelco demográfico

ANA CARBAJOSA 16 NOV 2014 - 00:13 CET58

Centro de mayores de La Caixa, donde jubilados enseñan informática a jovenes ex reclusos en Madrid. / GORKA LEJARCEGI

 
El teléfono de Rafael Fernández-Almagro dejó de sonar de un día para otro hace seis años. La sede española de la multinacional francesa en la que trabajaba de director de operaciones sucumbió al vendaval financiero. Fernández-Almagro se quedó en la calle con 54 años, buena salud, amplia experiencia y en teoría media vida laboral por delante. En la práctica, no tardó en darse cuenta de que el mercado de trabajo ya no contaba con él. “A partir de los 50, cuando vas a pedir trabajo, ni se molestan en contestar. Da igual lo que sepas. La edad te excluye de entrada y por completo”. Descartada la posibilidad de un trabajo remunerado, el paso siguiente fue decidir cómo dar sentido a los próximos 34 años que le conceden las estadísticas. A primera vista, no había una oferta amplia de opciones ahí fuera.
 Como Fernández-Almagro, un ejército de jubilados y prejubilados en España sale a la calle en la cresta de su ola profesional, con ganas de participar y aportar a un país que luce cada vez más canas y al que le cuesta aprovechar la experiencia y el talento acumulado de los protagonistas de la revolución demográfica en ciernes. Porque la población en España envejece a marchas forzadas y pronto, un tercio de los españoles tendrá más de 65 años. Son más y llegan en mejor estado de salud. El protagonismo que la sociedad les reserve resultará crucial para ellos, pero también para un país que no puede ni debe prescindir de su talento y experiencia, advierten sociólogos, demógrafos y economistas. De momento, vamos con retraso.
 Los mayores de 65 suman hoy unos ocho millones de españoles con un amplio abanico de ambiciones y capacidades. Mantenerlos entretenidos, en remojo de balneario en balneario durante décadas no es ya una opción posible para este grupo de población. Se trata más bien de ofrecer fórmulas que permitan lo que en la jerga especializada se conoce como el “envejecimiento activo”. Es decir, de encontrar vías para que puedan compatibilizar fácilmente la pensión y el trabajo, de crear espacios de ocio y de participación política y social en los que convivan distintas generaciones; de no arrinconar ni prescindir de los que llamamos mayores. De los que se miran al espejo y no se reconocen en la imagen desvalida que se tiene de ellos.

Por eso, los avances sólo serán posibles, si se actualiza una foto fija de los mayores, que ha quedado anticuada, advierten los que observan de cerca el encaje de los mayores en una sociedad que exalta la juventud. Porque, a pesar de que un hombre o una mujer de 65 años de hoy, poco tiene que ver con uno de hace 30 años, lo que se espera de ellos apenas ha variado con el paso de los años. “La demografía española es demoledora. Ahora lo que falta es un cambio de mentalidad y de actitudes por parte de la sociedad para que los mayores participen individual o colectivamente en la vida económica, social y cultural del país; en eso que llamamos el bien común”, clamaba recientemente José Manuel Ribera, catedrático emérito de Geriatría en una conferencia en la fundación Ramón Areces en Madrid.

Una creciente minoría de los españoles llega además a la edad de jubilación con conocimientos, contactos y una valiosa experiencia profesional. Representan sólo una avanzadilla, pero los estudiosos del fenómeno alertan de un tsunami demográfico soterrado, que aflorará con fuerza en la próxima década, cuando los hijos del baby boom que se apuntaron en masa a la universidad, alcancen la edad de jubilación.

 Las últimas proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE)indican que dentro de 50 años, el 18,2% de mayores de 65 años actual se convertirá en un 38,7%. Es decir, más del doble que ahora. Los datos que el INE presentó recientemente advierten también de que las muertes superarán ya en 2015 a los nacimientos en España, dos años antes de lo previsto.

Un grupo de jubilados que asesora voluntariamente a jóvenes emprendedores, en la sede de Secot.

 Mientras, ganamos años a la vida a un ritmo espectacular. La mejora de la sanidad y las condiciones sociales y económicas han disparado la esperanza de vida en muy poco tiempo hasta convertirla en una de las más altas de Europa. Y esto no ha hecho más que empezar. Las previsiones apuntan a un crecimiento sostenido de la esperanza de vida.

 Las cuentas son fáciles. Si usted nació en 1991, entonces puede esperar vivir unos 77,1 años de media. Pero si nació en 2012, la esperanza de vida ya habría subido a los 82,3 años. Es decir, en 21 años hemos ganado 5,2 años de vida, según los datos del Centro Superior de Investigaciones Científicas, que indican sin embargo que la mayor parte de los años ganados a la muerte corresponden a los tramos finales de la vida, con una salud más debilitada. “Nos está pasando un terremoto debajo de los pies y no nos damos por enterados”, advierte Lourdes Pérez Ortiz, profesora de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid. “La esperanza de vida lo está cambiando casi todo. Desde ya. Porque cuando sabes que vas a vivir más años, te comportas de otra manera, tomas otro tipo de decisiones”.
 

La mitad trabajaría algo después de la jubilación
EL PAÍS

Nuestra sociedad desperdicia la capacidad de muchas personas mayores que podrían seguir aportando sus conocimientos y su experiencia. Un concluyente 75% —que asciende al 82% en el caso de los que superan los 65 años— lo cree así, según una encuesta elaborada por Metroscopia para Domingo. ¿Pero cuántos estarían dispuestos a seguir trabajando unas horas en el caso de que fuera compatible con la pensión? Justo la mitad. Un porcentaje que se reduce al 42% si se pregunta a los que ya han cumplido los 65. Esta respuesta también tiene un componente ideológico. El 60% de los votantes del PP querrían seguir teniendo una pequeña actividad remunerada ya jubilados, pero solo el 37% de los simpatizantes del PSOE y el 29% de los de IU.

 Cuando la cuestión es retrasar la edad de jubilación, dada la prolongación de la esperanza de vida, la oposición es rotunda. El 80% dice no. Y se agudiza en el caso de los votantes de IU (el 92% en contra) y UPyD y Podemos (84%). Aunque discreto, el mayor apoyo vendría del lado del PP (el 30% a favor, 69% en contra). Por edades, la franja entre los 35 y los 54 años es la más reacia a prolongar la vida activa (87%).


 El inequívoco vuelco demográfico se ha analizado con lupa en sus aspectos más negativos y amenazantes. Se estudia con detalle el coste del envejecimiento para las pensiones o para el sistema de salud. Se presta mucha menos atención a las oportunidades que ofrecen a la sociedad la legión de jubilados y prejubilados que aspira a formar parte activa de la sociedad, a ser escuchada y respetada. Expertos como el geriatra Ribera defienden la idea de “jubilación a la carta”, piden “flexibilizar la edad de jubilación, y que el que quiera seguir, que siga”.
 En otros países son relativamente frecuentes las fórmulas que permiten a los jubilados trabajar unas horas o ejercer de tutores o asesores para los trabajadores más jóvenes. Un intento de abordar esta cuestión fue el real decreto de marzo del año pasado, que abrió la puerta a jubilarse y seguir cobrando el 50% de la pensión para aquellos que cumplan ciertos requisitos, entre ellos trabajar en el sector privado. Hasta ahora, apenas 16.500 personas se han acogido a este sistema, el 80% de ellos autónomos, según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
 Pérez Ortiz: Hay una cierta obsesión por el cambio generacional. Las empresas no valoran lo suficiente la experiencia, y parece que se ha puesto de moda prejubilar, despedir con un único criterio: la edad”
 Aun así, muchos jubilados se quejan de que realizar alguna actividad más o menos remunerada supone sortear un camino repleto de obstáculos administrativos. A diferencia de otros países del entorno, en España hay pocas fórmulas de trabajo parcial o jornadas reducidas que permitan continuar algún tipo de actividad laboral para el que lo desee o voluntariado de calidad. El desconocimiento de la ley y el temor a perder la pensión actúan también como elemento disuasorio. Incluso en ausencia de trabas administrativas, lo verdaderamente difícil, explican los jubilados, es sortear el muro del estigma que acompaña a la edad en el mundo empresarial. “Hay un desaprovechamiento del know how y del talento. Es un potencial infrautilizado. La mayoría de los europeos aspira a compatibilizar un trabajo a tiempo parcial con una pensión parcial”, explica Antonio Abellán, del instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC.
 La crisis económica no ha hecho sino agravar el problema. “Los ERE y las prejubilaciones se han llevado por delante una generación de expertos, de fuertes dosis de talento. Eran muy caros”, estima Eduardo Rodríguez Rovira, presidente de la Fundación Edad&Vida, de 79 años y al que le gusta hablar del rejuvenecimiento del envejecimiento para aludir al cambio de perfil de los mayores españoles. Los viejos son cada vez más jóvenes, pero en la cultura empresarial la nueva realidad no acaba de cuajar. Más bien al contrario. La recaudación por prejubilaciones de mayores de 50 años de empresas con beneficios se ha multiplicado por 82 este año, según publicó este diario recientemente, a falta de contabilizar enormes cantidades que las compañías aún adeudan al Estado y que reflejan lo extendido del modelo de despido pactado con la edad como único factor.
 Como Fernández-Almagro, el directivo al que le dejó de sonar el teléfono de un día para otro, uno de cada cinco españoles de entre 45 y 65 años está en el paro, según un devastador informe publicado hace dos semanas por el Consejo Económico y Social, órgano consultivo del Gobierno (CES). La mitad de ellos son además de larga duración, es decir, llevan más de dos años en el paro y albergan escasísimas esperanzas de volver a trabajar. La causa más frecuente de su salida del mercado laboral “es el despido, principalmente el individual, pero también son frecuentes las extinciones derivadas de procedimientos colectivos de regulación de empleo donde este colectivo está claramente sobrerrepresentado”, reza el informe.
 Pérez Ortiz cree que “hay una cierta obsesión por el cambio generacional. Las empresas no valoran lo suficiente la experiencia, y parece que se ha puesto de moda prejubilar, despedir con un único criterio: la edad”. Y añade: “Eso de que los viejos se van porque hay que dejar hueco a los jóvenes es falso. El viejo se va y se lleva su hueco”. Aún así, esta estudiosa del volcán demográfico tiene claro que el cambio en la cultura empresarial se va a producir inexorablemente, antes o después, porque a medida que la pirámide de población engorde por arriba, hará falta más mano de obra por abajo. “De aquí a dentro de 50 años, sólo va a haber jóvenes más allá del Sáhara”, informa.
 Loles Díaz Aledo: Dicen que cada vez que muere un viejo sin transmitir su sabiduría es como si se quemara una biblioteca. Si eso es verdad, España está en llamas”.
 Un grupo de jubilados y prejubilados asiste una mañana cualquiera a un curso de reciclaje en nuevas tecnologías en la sede de Secot en Madrid. Se trata de una asociación que forman mayores que en su día ocuparon puestos directivos y que hoy asesoran gratis a jóvenes emprendedores. Les ayudan a montar todo tipo de negocios, desde un aparcamiento para bicicletas o una línea de ropa de pádel a una tienda de manualidades o un ultramarinos para celíacos. Este es solo un ejemplo del potencial de 1.100 jubilados voluntarios y motivados, con una media de 70 años. El profesor instruye hoy en Secot a los asesores y pide a los seniors encorbatados que se presenten. Uno explica que fue director regional de El Corte Inglés, otro de Endesa, hay un prejubilado de Danone, y un antiguo jefe de Renault… Tienen trayectorias muy diversas pero les une las ganas de seguir participando con su talento y su experiencia. A Secot es donde también fue a parar Fernández-Almagro. En seis años ha asesorado a 400 empresas. En total, según los datos de esta organización, en sus 25 años de vida han contribuido a crear miles de puestos de trabajo. Lucila Gómez de Baeza, la presidenta y fundadora de Secot viajó a finales de los ochenta a varios países europeos, donde le explicaron cómo los problemas de salud y la medicación —sobre todo ansiolíticos— disminuían entre los mayores activos. “En España, el mercado laboral para los jubilados es testimonial, diminuto. Se reduce prácticamente a los consejeros de empresas. A partir de los 45 años, ya no existes. Es dramático”.
 Profesores universitarios, abogados o propietarios de negocios familiares son los más proclives a continuar con su actividad después de los 65. En Europa, cada vez más personas optan voluntariamente por trabajar después de los 65; sobre todo las mujeres. En 2003, un 6,5% de los europeos trabajaba pasada la edad de jubilación. En 2012, la tasa subió al 7,4%, según los datos del último informe del Imserso, Las personas mayores en España . En España, apenas dos de cada cien personas mayores de 65 declararon estar empleados en 2012, lo que supone uno de los índices más bajos de la Unión Europea, solo superado por Hungría, según la misma fuente. En total, 134.394 españoles mayores de 65 años están dados de alta en la Seguridad Social, según los datos del Ministerio de Trabajo. Pero la inmensa mayoría de los españoles no quiere trabajar más allá de la edad de jubilación, considerada una conquista social irrenunciable. Pero al 42% de los hoy jubilados les gustaría realizar algún tipo de actividad remunerada si existieran fórmulas con horarios flexibles y jornadas reducidas, según un sondeo de Metroscopia para Domingo.
 En España, la participación de los jubilados en actividades remuneradas o no sigue siendo minoritaria. Los que trabajan a partir de la edad de jubilación pertenecen en su mayoría a una élite económica. Abunda también un mercado sumergido de supuestos jubilados que hacen chapuzas para complementar la pensión. Y luego está el mundo del voluntariado al que pertenecen organizaciones como Secot. Las hay también que ofrecen asistencia informática gratis o reparación de averías en casas con necesidades o acompañamiento de menores con padres ausentes.
 Hay un sinfín de iniciativas que crecen, pero que todavía son mucho menores si se comparan con los países de nuestro entorno. Un 12% de mayores de 55 años hace voluntariado comparado con el 27% en la Unión Europea, según un Eurobarómetro dedicado al envejecimiento activo. Manuel Alfaro, profesor de Esade cree que “en España somos unos recién llegados en el mundo de la sociedad civil”. En otros países, las asociaciones están muy presentes en las vidas de las personas, que participan en ONG de defensa de la naturaleza, fundaciones, organizaciones culturales, educativas o sociales. Cuando llega el momento de la jubilación, sólo tienen que dar continuidad a su participación social.
 Para los integrantes del inmenso y heterogéneo grupo que forman los mayores es más que evidente que el desfase que existe entre el tratamiento por parte de la administración y una realidad social que respira de forma diferente. “Los políticos tienen que cambiar el chip. Mi generación ha cambiado. Ya no necesita que el Imserso les lleve a ver el mar por primera vez ni que le organicen bailes. Yo si quiero ir a bailar, voy sola”, se queja de manera muy gráfica Loles Díaz Aledo, autora de varias publicaciones especializadas e integrante de la asociación Mayores de Madrid XXI. Ellos organizan tertulias, visitas culturales y sobre todo defienden para los veteranos un encaje en la sociedad más activo y participativo que el actual. “Asistimos a un derroche de experiencia y de talento intolerable. Dicen que cada vez que muere un viejo sin transmitir su sabiduría es como si se quemara una biblioteca. Si eso es verdad, España está en llamas”.
 Mientras tanto, en el aula de Secot los alumnos encorbatados siguen a lo suyo, sin prestar excesiva atención a lo que el mundo exterior espere o deje de esperar de ellos. “Esto me permite estar al día en cuestiones informáticas”, asegura uno. “Lo mejor es poder trabajar con gente de otras generaciones. Yo he accedido a mundos que ni imaginaba. He asesorado a una chica que montó una línea de ropa de pádel y a una empresa de vuelos en globo. ¿Se imagina todo lo que he aprendido?, remacha su compañero”.

domingo, 21 DE septiembre DE 2014

Cuestiones relacionadas con el mundo sénior


Aunque todos sabemos que las cosas de palacio van despacio, también es conocido que muchas gotas hacen charco.

El escrito presentado por nuestra Asociación en el Parlamento Europeo sobre cuestiones relacionadas con el mundo sénior ha iniciado su andadura, como podéis observar por el documento adjunto. Ignoramos el resultado final de las sugerencias y propuestas que encerraban nuestras peticiones, pero eso no disminuirá un ápice las razones que las sustentan.

Se puede consultar en la pestaña VIAJE A LA ALSACIA.... el escrito que entregamos en Estrasburgo.

Os seguiremos informando.

LUNES, 12 DE MAYO DE 2014

Un día importante para la Asociación

El pasado 30 de abril fue un día importante para la Asociación Cultural "La Tribu Educa". Tuvimos la ocasión de entregar a un alto funcionario del Parlamento Europeo, en Estrasburgo, el escrito que se acompaña. Este documento se hará llegar en breve a distintas autoridades, asociaciones y medios de comunicación.


JUEVES, 24 DE ABRIL DE 2014

 

Entregar un escrito en el Parlamento Europeo   

 

El viaje que organiza nuestra asociación a ALSACIA, BASILEA y SELVA NEGRA  tiene diversos objetivos. Uno de ellos es entregar un escrito en el Parlamento Europeo, en donde se recogen una serie de reivindicaciones que afectan al mundo senior, en general. Existe un movimiento creciente de este colectivo 


tanto en España como en el resto de la Unión Europea. Sirva de muestra este audio en el que se recoge una entrevista a un antiguo Presidente del Parlamento


Noticia de Archivo:  http://www.euroefe.efe.com/     
Personas mayores solicitan programas de movilidad europeos, tipo Erasmus
ELECCIONES EUROPEAS | 30 de enero de 2014
 
Madrid, 30 ene (EFE).- Asociaciones de personas mayores de toda España solicitaron hoy en Madrid poder beneficiarse de programas de movilidad europeos, similares al Erasmus para jóvenes.
En un debate sobre Unión Europea (UE) y las próximas elecciones, celebrado hoy en la sede de las instituciones europeas, este colectivo pidió a los eurodiputados Francisco Sosa, de UPyD, y a Verónica Lope, del Partido Popular Europeo (PPE) "acciones para interrelacionar a los mayores de los distintos Estados miembros".
Algunos de los alumnos han estudiado en el Aula de la 
Experiencia del campus de Vizcaya de la Universidad 
del País Vasco -que imparte la titulación de Ciencias 
Humanas a personas mayores de 55 años o jubilados y
 que lleva tres años organizándose-. EFE/Archivo
Asistieron organizaciones de mayores como el Consejo español de Personas Mayores, la Asociación de Mayores de la Once, las encuadradas en UGT y CCOO, y la Unión Democrática de Pensionistas de España.
Francisco Sosa explicó que propuso en el Parlamento Europeo (PE) "el programa Goethe, similar al Erasmus, para facilitar la movilidad de los mayores" entre los Veintiocho.
La Comisión Europea (CE) cuenta también con "Turismo Senior", "unas bolsas que paga para que mayores de 55 años se unan", dijo Ignacio Samper, director de la oficina del PE en España y moderador del debate.
El motivo principal de la petición de estos ciudadanos es "mantenerse activos" a pesar de estar jubilados, algo para lo que, además, propusieron otras actuaciones, como formación en nuevas tecnologías, a fin de "mejorar la autoestima" de aquellos que viven solos, permitiéndoles, por ejemplo, "estar en contacto con sus familiares y amigos o dar la voz de alarma en caso de necesidad".
"Las nuevas tecnologías son importantísimas" sobre todo para "los que quieren quedarse en casa. El PE quiere ayudar a los Estados a facilitar esta autonomía a los mayores", contestó Lope, "pero hay que pensar que los mayores también son trabajadores y muchas veces pierden su trabajo porque no saben utilizar estas tecnologías", formación que "puede hacerse con ayudas del Fondo Social Europeo".
La eurodiputada mencionó otros programas, como "Jessica", para adaptar los hogares de los mayores a sus necesidades.
Sosa apostó asimismo por "fomentar los títulos de grado medio de profesionales que se dedican a cuidar a estas personas".
Y es que la dependencia de este colectivo fue una de las preocupaciones que mostraron los asistentes, de ahí que abogaran por subvenciones para la construcción de residencias aparte de nuevos perfiles sociosanitarios.
La jubilación y las pensiones fueron otros de los temas tratados, debido a que, con la crisis, "son muchos los que mantienen a toda la familia" con la paga que reciben, alegó Lope.
Unas pagas muy diferentes entre unos países y otros, motivo que animó a uno de los asistentes a preguntar si "existen fondos para compensar las diferencias" en ese sentido.
Los intervinientes alertaron también de que muchos trabajadores "son obligados" a dejar su puesto "a la edad de 50 o 55 años", y de que estas personas "no van a volver a encontrar trabajo".
Añadieron que "hay proyectos interesantes como facilitar a las pequeñas y medianas empresas que puedan contratar a personas mayores de 45 años con contrato fijo".
Las elevadas tasas de desempleo con las que cuenta la UE y por tanto cómo para costear los servicios propuestos fue la duda que surgió a algunos de los participantes.
El eurodiputado de UPyD justificó que con "el plan para las redes de infraestructuras energéticas se aprueban proyectos de obras públicas que generan empleo, lo mismo con los corredores de transporte o con programas como Horizonte 2020, que cuenta con 75.000 millones de euros para investigadores".
Por su parte, José María Gil-Robles, ex presidente del PE presente también en el acto, mencionó "la red Eures, que cuenta con 500.000 vacantes de toda clase, tanto para licenciados como para estudios inferiores, instrumento que no existe a nivel nacional en España".
 La anécdota del debate la puso el número de eurodiputados en la Eurocámara con edades comprendidas entre 65 y 86 años, que asciende a casi 180, mientras que la media de edad de los europarlamentarios se sitúa en los 54 años.